domingo, 7 de noviembre de 2010

Una historia más que ya navega...

El pasado octubre publiqué un relato satírico en la web de literatura Palabras Malditas. Os copio un fragmento:

Le dije al taxista que siguiera al coche rojo. Simplemente me subí al taxi y le di la orden: Vamos, hombre, que los perdemos. Arrancó el motor sin hacer preguntas; parecía estar acostumbrado a ese tipo de peticiones, lo que para mí es un indicativo de la cantidad de mujeres desesperadas que descubren que sus sacrificados cónyuges hacen horas extras en la habitación de un hotel a la que llaman eufemísticamente “oficina”.

Relato 'Bajada de bandera'. Publicado en Palabras Malditas

Clica aquí para leerlo, que esto es como nombrar a un faraón, le das más vida...

jueves, 21 de octubre de 2010

Segundo encuentro paranormal en la L2

Cada vez estoy más convencida de que entre las 15 y las 16.30 horas sólo hay locos en el metro, los cuerdos trabajan o duermen la siesta. Por alguna extraña razón siempre acabo al punto de las 15.30 sentada en un vagón de metro con un libro abierto y un extraño ser acechando. El de esta semana era un tal Pere; debía rondar los cincuenta años, empujaba un carrito de la compra y tenía las uñas como si se hubiese pintado el envés con un rotulador negro. Lo sé porque me pidió que le estrechara la mano, uno, dos veces, tres; tantas veces como repetía su nombre, tantas veces como me preguntó cúal era el mío. Luego me pidió que le diera un beso. Obviamente, NO. Hasta ahí, lo normal: el típico chalado con carrito. Le di conversación unos segundos y volví a mi lectura. De repente, el 'dejavú' siniestro se materializó.
- Oye, Bea, ¿qué estás leyendo? - preguntó el susodicho Pere.
Me empezó a invadir una ira obscena y me dieron ganas de abofetearle y gritarle "¡qué cojones os importa lo que lea!". Respiré profundamente y me imaginé como una hoja mecida por el viento - derecha, izquierda, armonioso bamboleo ....-, esbocé mi mejor sonrisa y le contesté:
- Es un libro de Darryl Bennett. ¿Lo conoces, Pere?  




domingo, 10 de octubre de 2010

Anecdotario extraño: El gitano que leía libros de auto ayuda

Con una mano se apoyaba en la muleta, mientras que con la otra sostenía un canuto del tamaño de un pulgar. Era guapo, gitano, joven y estaba ‘fumao’; llevaba en el cuello una cadena de oro y los ojos los tenía abotagados y enormes, como si se le fueran a disparar. Yo estaba en el metro leyendo y se sentó junto a mí, murmuraba algo extraño. Fui a coger el bolso, pero no lo toqué; no quería parecer prejuiciosa. De rato en raro lanzaba miraditas paranoides a mi mochila floreada y por el rabillo del ojo controlaba al gitano.

De repente el hombre dejó de canturrear y me preguntó: -Perdona, ¿de qué va el libro que estás leyendo? -. Me quedé atónita, lo miré de soslayo y le dije sonriendo: - Nada, es un libro muy aburrido. Va sobre pintores-. “Ahora es cuando el tipo me dice una burrada y mete la mano en el bolso”, pensé. La cuestión es que el gitano pareció conformarse con mi respuesta, asintió y se puso a mirar al infinito, que eran los cristales grafiteados y rayados del vagón de metro. O tal vez me miraba a mí, a mi reflejo en el cristal, y yo también miraba su reflejo… - Nos mirábamos entonces de frente, pero como si un bizco se contemplara de lado en un espejo. Era algo extraño, una mirada desviada y a la vez directa..., tal vez menos cobarde y huidiza.

El gitano volvió a la carga:

- Ah, es la historia de un pintor – afirmó, como esperando confirmación.

Qué demonios quiere este tipo… que le lea la sinopsis. ¿Intentaba ligar conmigo? Nos quedamos callados unos segundos, yo volví a mi lectura y él a su porro. Al cabo de un rato, tuvo otro amago de conversación:

- ¿Has leído algo de Darryll Benett? - me preguntó.

Yo negué con la cabeza. Bien, lo había conseguido. Ahora ya estaba interesada.

- ¿Darryll Bennett? – repetí

- Sí, Darryll Bennett. Tiene un libro – dio una chupada larga al canuto-, se llama “Disfruta de la vida y no te amargues. Es muy bueno…

A mí me dio risa el título. Le prometí que lo leería y bajé la cabeza hacia mi libro dando por zanjada la conversación.

- Es de auto ayuda, ¿sabes? Va muy bien – continuó.

Más tarde me dio por pensar por qué ese tipo me recomendaría un libro como “Disfruta la vida y no te amargues”, qué impresión patética tuve que causarle.

- Cuenta que un día vio a un hombre sin piernas. Dice: “Vi a un hombre sin piernas y yo me quejaba porque no tenía zapatos” –. El gitano levantó las cejas, magnánimo. Desvié la mirada a su muleta. Se dio cuenta, calló.

- Es la vida –contesté –. Somos unos egoístas, siempre preocupados por nuestro pequeño mundo (Exactamente, no sé lo que dije, pero debía ser alguna tontería semejante).

- No tenía zapatos y vio a un tío sin piernas – volvió a decir con una sonrisa encantadora en los labios y la chusta del canuto entre los dedos.

Así nos quedamos, mirando el reflejo del otro un buen rato. El metro llegó a la parada de San Roc, él se levantó con dificultad, se desequilibró un poco y se agarró a la silla. Luego me contempló un momento, tal vez esperando que me despidiera. No lo hice, sólo le miré los pies, no sé porqué lo hice, le miré de soslayo los pies y volví al libro. Las puertas se abrieron y bajó. Cuando el metro volvió a moverse, me giré y lo seguí con la mirada hasta que desapareció.

jueves, 16 de septiembre de 2010

De mayor quiero ser Lydia Lunch

Conocer a Lydia Lunch te da hambre. Eso que yo defino como hambre y que en realidad es una necesidad terrible de agarrar tu portátil, tu cámara de vídeo, lo que sea, y comenzar a crear. Huelga decir que últimamente estoy conociendo a muchas mujeres increíbles, gracias al reportaje que estoy escribiendo, pero pocas personas me han provocado una ansia tan grande de verme reflejada en ese espejo del arte como catarsis de la angustia vital, de cómo sexualidad, muerte y vida se entretejen y golpean a aquel que mira.
Escritora, performer, diva del cine de la Trangresión y uno de los grandes iconos del punk de los 80 que todavía sigue dando guerra con su grupo Big Sexy Noise -os lo recomiendo encarecidamente-, ella es una de esas intelectuales irónicas, sagaces, perversas, de las que un zombie del sistema (sin. ciudadano respetable) diría que es "una mujer peligrosa, una mujer mala".
Su libro "Paradoxia: Diario de una Depredadora" es una autobiografía crudísima de su temprano y forzado despertar sexual y su devaneos con el sexo, las drogas y las relaciones sentimentales tóxicas que han poblado su vida, narrado con una prosa hiriente y muy sólida. Plantear una entrevista en relación a esta obra es complicado, por intensa y emocionalmente compleja, porque, como todos los trabajos de Lunch, nunca deja indiferente, pero al final la conversación es fluida, porque tú - yo- te disuelves en la historia, la historia de ser Lydia Lunch

domingo, 29 de agosto de 2010

¿Qué le pasa a Woody Allen?

Queridos, hoy muere un mito que para mí ya agonizaba desde hace tiempo… Que se apaguen las velas de la menorah para el “antes grande” Woody Allen. Vengo de ver en la gran pantalla a mi referente con la sensación de que la genialidad se agota y, como al moribundo Caudillo, a la imaginativa neurosis de Allen sólo le queda eso, neurosis. Su última película, Conocerás al hombre de tus sueños, es un bodrio fatalista, intento de comedia de enredo cargada de frustración que, como un traje de carnaval hecho por mi abuela, está cosido con retales de ideas que guardaba en algún cajón y que Mediapro se ha encargado de financiar porque ES DE WOODY. Historias mal cerradas, diálogos inconsistentes y sin demasiada gracia y un mensaje refrito de temas recurrentes. Lo más aberrante no es que Allen chochee deliberadamente, que ya no le queden historias para explicar o que su miedo a la muerte haya ‘matado’ su creatividad, lo terrible es que con el montón de excelentes guionistas patrios y buenas historias todavía por contar, una productora haya sido tan snob como para financiar semejante excremento de película. Escritores muertos de éxito que roban novelas ajenas, ancianos que confunden el culo de una veinteañera con el elixir de la eterna juventud, infidelidad, infidelidad y… -ah, se me olvidaba-, más infidelidad. ¿Dónde están los chistes, Woody? ¿Dónde está la historia? De hecho, ¿dónde estás tú?
Si la vida, según Shakespeare, es ruido y furia que nada significa… Conocerás al hombre de tus sueños es un ruido tan molesto que te pone furioso

miércoles, 4 de agosto de 2010

Próximo destino de vacaciones: Molossia

La república más pequeña del mundo (Ikea aparte). Quiero proponerles abrir un hotelito en el cuarto de las escobas. ¿Algún contorsionista se ofrece para hacer de botones?

martes, 27 de julio de 2010

Hotel Postmoderno y la envidia (sana) que me corroe

Hay quien, por exceso de pudor, únicamente agrega a su facebook a un restringido grupo de amigos y familiares –suelen ser los mismos que cuelgan fotos en topless de sus vacaciones en Menorca-; los hay también que se lanzan a la cruzada de conseguir el millar de “amigos” en un ataque frenético de bulimia 2.0… Me he dado cuenta de que yo pertenezco a un tercer grupo, los que agregan a amigos de sus amigos porque el nombre que utilizan para presentarse MOLA Y MUCHO. Hace meses que tenían agregado a un –hasta ahora- ‘ente’ llamado ‘Los tres postmodernos’, sin haberme percatado hasta hace bien poco que de que es uno de los colectivos literarios más transgresores y atrayentes de los últimos tiempos. Acaban de publicar una novela histórica que se llama “De la Habana un barco”, a la que quiero echar el diente pronto. Pero Hotel Postmoderno no es sólo eso, un grupo de literatos ‘post’ que juegan y transgreden, sino que además ponen banda sonora a sus creaciones, acompañan sus obras de soporto audiovisual, beben de la transmedia, la usan y la moldean para explicar historias delirantes como la que paso a comentaros.


Suicídame es un relato-novela que se conforma como un reality en el que seis personajes compiten por ver quién tiene más y mejores motivos para suicidarse. Música de impacto, protagonistas e historias muy bien orquestadas y una presentación macabra que quita el hipo. Y lo mejor que es que eres tú –soy yo, qué más da- quien escoge al afortunado que dirá ‘bye, bye, sweet’ a su existencia terrena. Un espléndido ejercicio de narrativa hipermedia que podéis apreciar en http://www.suicidame.es/.

(Dios, qué ganas tengo de tener una pantalla táctil… ¿Habrá palitos de epad para dedos gordezuelos? – No es mi caso, que conste, pero soy tan sensible a desgracia ajena… ).

martes, 20 de julio de 2010

Bizarre. Pilot de programa podcast sobre 'excentricitats sexuals'

El furling: art, perversió o treball manual?

Clica AQUI per sentir un àudio dement d'educació sexual produït per 'Mi menda S.A'.

viernes, 25 de junio de 2010

Boris Vian y el jazz para viajar en bucle

Noche cerrada en la carretera que va a l’Estartit. Los grillos parecen entrar y salir por la ventanilla del coche y en la radio suena un jazz descarnado, de teatro del absurdo, como llevar cinco horas de camino para recorrer lo que en condiciones normales – dios, cómo odio esa palabra- habría sido hora y media, a lo sumo dos. Quizás por esa condición de camino-bucle me sedujo aquel jazz extraño escrito por Boris Vian. Así lo explicó el locutor, un septuagenario que debía escupir como aspersor, a juzgar por el sonido de chisporroteo en la radio. Y yo que quedé prendada de aquella canción fatal - eso que no sé francés- y de la que luego supe se llamaba Fais moi mal Johnny. Una mujer suplica a un hombre frágil, miedoso, que le haga daño, mientras un escritor voyeur, el propio autor, contempla la escena y a veces comenta… Raro, demente y tan evocador como la vida de su autor.

Entrar en internet buscando a Boris Vian y encontrar algo más que una biografía, un sentido de la vida como aventura, como un carpe diem fragmentario y unitario a la vez. Músico de jazz, escritor, dramaturgo, crítico, cronista – ingeniero, que es lo de menos… -. Una de sus novelas más conocidas, Escupiré sobre vuestra tumba, género negra cuya escritura la movió más el hambre que el arte mismo, y que luego se convirtió en obra genial, porque su autor ya lo era, está escrita bajo el pseudónimo de un ficticio novelista llamado Vernon Sullivan. Polémica –por violenta y sexualmente explícita–, su título ya es un presagio de la temprana muerte de Vian: falleció en un pase privado de la película basada en la novela. Había tenido problemas con los productores e iba de incógnito al preestreno, sufrió un ataque cardiaco durante la proyección. Siempre había sabido que moriría joven, aunque, como suele decirse, hay vidas tan intensamente vividas que siempre perduran. Contradictorio, ¿no?

Canción recomendada para camino-bucle y noches extrañas.


Gran playback de Patricia y Colette (ni idea de quiénes son, pero está muy logrado)

domingo, 20 de junio de 2010

Si la ciencia ficción no hubiese existido, Einstein habría sido rabino


Os copio un texto hiper breve que escribió el utopista inglés Olaf Stapledon en 1937. Su sueño plasmado en el "Hacedor de Estrellas" todavía es debate esencial de la física y pronto figurará entre los temas de orden cotidiano... Escuchar a dos hombres hablar sobre teoría de cuerdas en la barra de un bar, conversación arrullada por la música de la tragaperras, al fondo - tres limones, alguien ganó-, y la voz chillona de una nena pneumática en la televisión suplicando que alguien llame para acuchillar su factura de teléfono en cuestión de micras. ¿Es esto o no eladvenimiento del nanomundo en los barrios?


Leed, leed este textito que Borges también adoraba y tal vez, como yo, os preguntéis si es que en el CSIC te obligan a empollar la saga de la Fundación, si no es de ley que a Philip K. Dick le hicieran hijo adoptivo de Silicon Valley, si a Michel Crichton.... Bueno, no nos pasemos.


HISTORIAS UNIVERSALES

En un cosmos inconcebiblemente complejo, cada vez que una criatura se enfrentaba con diversas alternativas, no elegía una sino todas, creando de ese modo muchas historias universales del cosmos. Ya que en ese mundo había muchas criaturas y que cada una de ellas estaba continuamente ante muchas alternativas, las combinaciones de esos procesos eran innumerables y a cada instante ese universo se ramificaba en otros universos, y éstos, en otros a su vez.

Olaf Stapledon
Star Maker, 1937 al (Antes de Lost)


viernes, 18 de junio de 2010

domingo, 6 de junio de 2010

Amores de auto caravana

“¿Qué serías capaz de hacer por amor?”, pregunté ebria de respuestas - de hecho, literalmente ebria-. “¿Qué no sería capaz de hacer por amor?”, contestó Lucy, hija como era de aquel sentido poético de la existencia, una Madame Bovary del siglo XXI. Como fuera que se inició aquel espinoso tema del amor, espinoso ya en sí y venenoso cuando se trata entre borrachos, ella, a su vez, continuó: “¿Te casarías conmigo? Será una ceremonia bonita en un pueblito de costa y luego recorreremos el mundo en una auto caravana”.  "Muy bien", dije yo sintiéndome la reina de la fiesta de fin de curso, "pero no vayas a creerte que voy a ir de blanco. Engorda".

Frank contemplaba la escena expectante. La primera boda lésbica de dos mujeres heterosexuales, pura pose, puro juego. “Yo seré el padrino. Sólo espero que vuestras damas de honor no quieran casarse entre ellas”. Lucy no le echó cuenta y siguió hablando de lo bonito que iba a ser recorrer el mundo en auto caravana. “¿Y no te gustaría más que viviéramos en un castillo en la Toscana?”, argüí. “Un palacete medieval para poder escribir la Novela Total”. Me miró con una fingida indignación, hizo un puchero bastante cómico –dos según lo veía yo en mi estado-. “Qué poco romántica eres. Yo sí que me iría con el amor de mi vida en una auto caravana, si me lo pidiera”. “Está bien, Lucy”, señalé con acritud creciente, “pero da la casualidad que no somos el amor de la vida de la otra. Además, no soportaría tener que estar pegada a alguien todo el tiempo; entre el estómago vacío y el aburrimiento hasta un poema de Cernuda acaba convirtiéndose en un chiste de Lepe”. “Pues yo haría burradas por amor", bromeó a destiempo Frank. Y entonces me asusté, si incluso Frank, soltero impertérrito, amante del 'made yourself', tenía aquella visión entregada de las relaciones, ¿qué diablos era yo? Apenas un bloque de cemento o de hielo, o peor aún, una bola de esparto, o el chasis de la jodida auto caravana. Fue la bilis, la sentí ascender por mi garganta como la corriente invertida de un río: “¡Qué os jodan! “¡Qué os jodan! ¡Falsos, poetuchos! ¡Al cuernooooooooo!”, les grité sin poder contenerme. Seguí soltando sandeces calle abajo, dejándolos allí plantados, mirándose con cara de no entender, sufriendo por si me arrestaba la poli creyéndome en algún estadio violento del síndrome de Touré”.

Últimamente he pensado mucho acerca de aquel rapto de locura homicida y la única explicación que se me ocurre es un exceso de romanticismo. Eso, y que debo tener el hígado irritado, y el chacra corona negro como el betún, y que somos esclavos de nuestras palabras, y qué pasará si los caminos se bifurcan y yo acabo en Goa y tú en Siberia... Y que mejor quédate tú la caravana, que siempre he preferido viajar a dedo.

martes, 18 de mayo de 2010

Els ritus funeraris dels torajans: Viure per morir

Els pobladors de Toraja (Indonèsia) creuen que tenen dos ànimes: una per a la vida i una altra per a la mort. Els nadons són enterrats al tronc d’arbres per a que la seva ànima s’encarni en un ésser vivent, mentre que els adults inicien el seu viatge al Puya per veure a Déu

Nek Parinak va morir ahir per la nit, encara que el seu cadàver hagi descansat a la casa familiar durant més d’un any. Així ho explicava un dels molts viatgers que en arribar a Tana Toraja, a la illa indonèsia de Sulawesi, va quedar petrificat per aquesta cultura tant lligada a la mort, a la sang i la violència, com si vida i mort fossin ben bé el mateix o tot el contrari. Quan un torajà mort el seu cadàver pot passar dies, mesos o anys al tongkonan (vivenda), ja que en els rituals funeraris es sacrifiquen no menys de 40 búfals -abans arribaven a centenars, però les autoritats van prohibir-ho, però ara les famílies s’uneixen i celebren funerals conjunts per sacrificar més -. Si una família torajana no té prou diners per sacrificar els búfals i porcs necessaris haurà d’esperar i estalviar, mentre que durant tot el temps que resta el difunt a la llar li portaran un menjar especial - carn de porc -, que s’acabarà podrint al seu costat; el tractaran com si encara estigués viu. Com que creuen els torajans que tot ésser humà té dues ànimes, una per a la vida i una altra per a la mort, a Tana Toraja es diu que de nit els esperits dels difunts que encara no han iniciat el viatge al Puya -el Paradís- es passegen pel poblat.

Els búfals són per als torajans símbols de riquesa i els caps de bestiar de colors barrejats són molt més cars que els negres comuns. Els pobladors de Toraja centren la seva vida durant els funerals a la plaça dels sacrificis. Malgrat l’espectacular assassinat ritual de búfals, després del qual els joves xuclen la sang amb una canya de bambú i trossegen els animals per repartir entre els convidats, els torajans no són tan amants de la caça com en el passat. En altre temps els anomenaven “caçadors de caps”, ja que els adults decapitaven als seus veïns, perquè creien que quan més caps atresoraven més rics serien.

Els funerals tenen dos fases que poden restar separades, a vegades, per anys. En un primer moment, el cadàver es buida, s’amortalla i resta a la casa rebent tres dinars diaris, com si encara estigués viu. Durant aquest temps, tot el poblat contribueix a la construcció d’un edifici provisional per rebre les ofrenes i celebrar rituals - aquest és el lloc on es sacrifiquen els animals -. Finalment, en una segona festa, el difunt abandonarà la casa familiar juntament amb l’estera, els aliments necessaris pel viatge al més enllà, un arma i objectes. Després d’un altre sacrifici de búfals, el difunt rep sepultura i es procedeix a col·locar una talla que el representa a ell en miniatura en balconades petites davant del nínxol. Aquestes talles o tau-tau són tan precises que esgarrifen, perquè fins i tot van vestides amb la roba del difunt i es renoven cada any. El tau-tau roman davant la tomba per a que no s’oblidi que els morts segueixen al poblat.

Les tombes tradicionals dels torajans de Sulawesi estan excavades a parets verticals de pedra. Tanmateix, els nens menor d’un any -els que no tenen la dentició completa- són enterrats a tombes en el tronc d’un arbre grans, ja que el torajans creuen que les seves ànimes s’encarnaren en ell i seguiran creixen com un ésser viu. Un pot observar els arbres mil·lenaris amb els nínxols com finestretes que els emmarquen i pensar que, potser, no hi ha cap violència, cap lloa de la mort i el patiment en la manera com enterren als seus nens; l’únic recés de pau en aquesta illa d’ Indonèsia.

Eben Interiors, num 66:

martes, 20 de abril de 2010

Quinta da Regaleira


Dante ya no vive aquí

Cuentan que la sierra de Sintra, en Portugal, es como un queso de ‘Gruyere’ y, aunque el símil suene poco misterioso, lo cierto es que esta tierra está plagada de túneles por los que en su tiempo pasaron moros y templarios. Cientos de subterráneos que comunicaban con los castillos de Penha, el Castillo de los Moros y el palacio fantasmal al que hoy me refiero: Quinta da Regaleira. Quien de pequeño fuera fan de la Familia Monster habrá adivinado que este palacete dominado por corrientes telúricas y sembrado de símbolos herméticos tiene mucho de alquímico, simbólico y, según lo viví yo, también fantasmal. Su último propietario fue un millonario llamado António Carvalho Monteiro, un excéntrico bibliófilo y esotérico quien decidió convertir el palacio en una suerte de mansión filosofal. Allí me encontraba el pasado domingo, paseando sola por un jardín que se volvía más espeso y salvaje conforme iba avanzando. –Huelga decir que el hecho de tropezarse con algún que otro turista fue a golpes un alivio, una decepción y un acicate para el misterio –entendiendo al turistas como un ente entre zombie y retardado (así debieron verme también a mí y no sin razón)-. Tardé un tiempo en dar con el pozo iniciático que Monteiro y el arquitecto Luigi Manini habían hecho construir en un lugar apartado del jardín: una torre invertida que se sumergía 30 metros en las entrañas de la tierra. Había que palpar hasta encontrar una obertura en la piedra, una puerta oculta, para entrar en un pasaje que daba a una escalera de caracol con arcadas y paredes mohosas. Justo en la base, pintado en la piedra, la cruz de la Orden de Malta señalaba el centro del pozo transportándome a una época de templarios y ritos de iniciación.

Descendí los peldaños tan nerviosa que se me olvidó contar –no sé porqué, pero siempre cuento peldaños, debe ser patológico-. Al final del mismo y ante una gruta oscura que conducía quien sabía a dónde, me imaginé como un personaje de la Divina Comedia y el peso de una imaginación “perversa” cayó sobre mi; una mente poblada de condenados, espíritus y Beatrices asustadizas. “Bueno”, pensé, “ahora es cuando llega Dante y me salva”, pero sólo apareció una pareja de madrileños a los que debí darles tal susto – el mismo que me dieron a mi – que nos internamos angustiosamente en la gruta, corriendo como posesos, a oscuras, el uno huyendo del otro, que huía del de más allá… Había también, como luego supe, una familia de alemanes que al oírnos gritar comenzó también a correr, y así recorrimos el túnel hasta desembocar en un lago. Parecíamos una horda de oficinistas que se empujan para no perder el metro… Sólo que este andén era tortuoso y agreste, y nosotros algo flipados.

sábado, 27 de marzo de 2010

Federico Fellini y la teta monstruosa


Fellini solía decir que vivía dos vidas: una, despierto y la otra, dormido. No en vano, y por recomendación de su psicoanalista, Ernst Bernhard, se dedicó a plasmar sus sueños en cientos de dibujos durante 30 años. Un inconsciente genial, atormentado, profundamente marcado por la noción de lo femenino –una visión cruel, por cierto-, que recogió en su Libro de los Sueños.
Esta semana tuve la oportunidad de conocer algunas de estas imágenes oníricas en la exposición ‘Fellini. El Circo de las Ilusiones’, y salí de allí con el convencimiento casi absoluto de que el arte es la sublimación de las pulsiones más oscuras del ser. También entendí porqué sólo los neuróticos me parecen interesantes –debe ser que nos olemos-.
Mujeres rotundas, de caderas anchas y sexos que se dilatan como bocas de metro. A mí lo que más me fascinó fue que los pechos de aquellas mujeres eran increíblemente grandes en relación a su cabeza… Entonces, a la fascinación, se le sumó el deseo (también fascinante, por qué no) de practicarle al gran “Federico” una fimosis de serie B con tenazas enrobinadas. Una misoginia declarada, la suya, que muchos compañeros de manada, ciénaga, lodazal –vaya usted a saber- han maquillado arguyendo que la mujer fellinesca representa una crítica a la Italia del momento, una sociedad de niños de pecho necesitados de una matrona que los alimente. Y a mi juicio, Federico Fellini, el grande, el genio de la Strada, el de La Dolce Vita y también el de 8 ½, lo que realidad deseó fue tener a una mujer por piezas. Por buscar un símil en su filmografía, él es el niño Titta –hasta el nombre tiene guasa- de Amarcord, atrapado/seducido por la estanquera… Un crío indefenso atacado por una teta gigante.

jueves, 25 de marzo de 2010

Si Julio Cortázar viviera, sería blogger

Inauguro este blog hablando de Cortázar porque tenerlo presente en cualquier comienzo –final, pausa, intermedio. Con Julio nunca se sabe – es como encontrarte un cronopio de cuatro hojas en un campo de medianías: un augurio de buena suerte –aunque no tengo muy claro lo que eso significa-.
Esta semana me llegó como por arte de magia –o de Joana, que es casi lo mismo- un singular librito de Cortázar de pequeño formato, pero de una sabiduría infinita: La vuelta al día en ochenta mundos. En él recoge, a modo de collage, un sinfín de textos breves a caballo entre la reflexión, la ficción, el yo y el ello, y la teoría de cuerdas – o la de los vasos comunicantes, vaya usted a saber-. Una fabulosa telaraña o cajón de sastre que me recordó mucho al concepto de ‘post’ mismo, o para tratarlo de una manera universal –un mundo de mundos, que diría Cortázar-, esa otra telaraña que es Internet: blogs, microblogs, twitters, tuenti, facebook, myspace… Julio conversa con sus lectores que, a su vez, se convierten en artífices del texto mismo, difuminando las fronteras entre creador y espectador de la creación misma, igual que ocurre entre los internautas, creadores y a la vez consumidores de esa otra ‘ciber realidad’. Y no dejo de preguntarme si a parte de deberle una pluma atípica, de esas “patafísicas”, como de ganso rojo y verde y que dice ché y, a veces, incluso, se pierde en los laberintos de Montparnasse, contando el número de puentes que quedan para llegar al Pont Neuf y entonces… No dejo de preguntarme si en parte los bloggers del mundo no deberían tenerlo como padre espiritual… Si el inventor del ‘blog’ no fue el cronopio o es el blog un cronopio en sí y Cortázar, el primer blogger.
“Para qué volver sobre el hecho sabido de que cuanto más se parece a un libro a una pipa de opio más satisfecho queda el chino que lo fuma, dispuesto a lo sumo a discutir la calidad del opio pero no sus efectos letárgicos. (…)”