Hay quien, por exceso de pudor, únicamente agrega a su facebook a un restringido grupo de amigos y familiares –suelen ser los mismos que cuelgan fotos en topless de sus vacaciones en Menorca-; los hay también que se lanzan a la cruzada de conseguir el millar de “amigos” en un ataque frenético de bulimia 2.0… Me he dado cuenta de que yo pertenezco a un tercer grupo, los que agregan a amigos de sus amigos porque el nombre que utilizan para presentarse MOLA Y MUCHO. Hace meses que tenían agregado a un –hasta ahora- ‘ente’ llamado ‘Los tres postmodernos’, sin haberme percatado hasta hace bien poco que de que es uno de los colectivos literarios más transgresores y atrayentes de los últimos tiempos. Acaban de publicar una novela histórica que se llama “De la Habana un barco”, a la que quiero echar el diente pronto. Pero Hotel Postmoderno no es sólo eso, un grupo de literatos ‘post’ que juegan y transgreden, sino que además ponen banda sonora a sus creaciones, acompañan sus obras de soporto audiovisual, beben de la transmedia, la usan y la moldean para explicar historias delirantes como la que paso a comentaros.
Suicídame es un relato-novela que se conforma como un reality en el que seis personajes compiten por ver quién tiene más y mejores motivos para suicidarse. Música de impacto, protagonistas e historias muy bien orquestadas y una presentación macabra que quita el hipo. Y lo mejor que es que eres tú –soy yo, qué más da- quien escoge al afortunado que dirá ‘bye, bye, sweet’ a su existencia terrena. Un espléndido ejercicio de narrativa hipermedia que podéis apreciar en http://www.suicidame.es/.
(Dios, qué ganas tengo de tener una pantalla táctil… ¿Habrá palitos de epad para dedos gordezuelos? – No es mi caso, que conste, pero soy tan sensible a desgracia ajena… ).